lunes, 27 de mayo de 2013

NOVENA A JESÚS NAZARENO






NOVENA  A  JESÚS  NAZARENO


Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, Señor y Dios mío!. Animado por vuestra infinita bondad y por los continuos favores que otorgáis a los que imploran delante de vuestra Imagen, misericordia y perdón, a Vos acudo,  ¡oh, Padre mío!, Jesús Nazareno, para ofreceros mis humildes obsequios y presentaros las necesidades de mi pobre alma. Confieso que os he ofendido con grandes faltas, que he repetido sin desar; pero ya arrepentido, las detesto de veras y propongo ayudado de nuestra gracia enmendarme en lo venidero. Movido, pues, de estos sentimientos, os ruego, ¡oh mi buen Jesús!, que, por los dolores de vuestra Pasión, atendáis las súplicas que os dirijo en esta novena, si son de vuestro agrado y de provecho para mi alma. Amén.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, dulce y amado Padre mío, Jesús Nazareno!. Al considerar vuestro amor y la bondad con que me habéis acogido en este día, un grito de gratitud se escapa de mis labios y el recuerdo de vuestgras misericordias embarga mi alma. Por ganar mi amor bajasteis a la tierra y sufristeis toda clase de penas y trabajos y muerte en la cruz. Por mí, también, llegando al colmo de todas las bondades, os quedásteis en el Sacramento del altar, queriendo ser nuestro manjar, consuelo y perpetuo compañero. ¿Qué más?. Por nuestro amor os presentáis en esa Imagen coronada de espinas, atado con duros cordeles y vestido con hábito de humildad y de paciencia. ¡Gracias, Señor, por todo!, y a fín de corresponder a vuestros favores, os pido la gracia de cumplir siempre vuestra ley, imitar vuestras virtudes y vivir y morir en vuestro amor. Amén.

DÍA PRIMERO:
La hora de la Pasión ha llegado. Jesús se dirige con sus discípulos al Huerto de los Olivos, y allí, de rodillas, ora y ofrece a su eterno Padre sus dolores. La vista de las afrentas y muerte próxima es tan horrible, que le hace desfallecer hasta sudar sangre. Sólo le anima el pensamiento de que cumple la voluntad de su Padre y que de su muerte en la cruz dependía nuestra salvación.
Haced, Jesús mío, que enjugue vuestro sudor, detestando mis pecados, causa de vuestra pasión y muerte.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA SEGUNDO:
Judas llega con sus soldados a prender a Jesús. Este sale a su encuentro, y al recibir el beso del traidor discípulo, los judíos caen sobre Jesús, como lobos sobre un manso cordero. Preso, pues, con gruesos cordeles, Jesús es llevado, entre insultos y golpes, como un facineroso, a presencia del Sumo Sacerdote.
Concédeme, Jesús mío, que yo sea manso y humilde como Vos, sufriendo los desprecios de mis prójimos.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA TERCERO:
¿Quién podraá declarar lo que Jesús padeció de parte de los judíos?. Un vil criado del Pontífice le abofetea, y Caifás y los príncipes del pueblo le declaran reo de muerte. Los ministros del Sanedrín pasan la noche injuriándole y maltratándole ignominiosamente, algunos le escupen en el rostro y Herodes le desprecia por loco. Hasta Pedro, su fiel discípulo, se avergonzó de conocerle.
Y ¿me quejaré yo de las penas que he merecido por mis pecados?. Señor, quiero sufrir algo por vuestro amor.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días

DÍA CUARTO:
Los judíos piden a gritos la muerte en la cruz para el Salvador. Pilatos, temiendo las amenazas del pueblo, cree que podrá aplacarle si mandan castigar a Jesús. Atado, pues, a uan columna el divino Maestro es azotado tan bárbaramene por los sayones que su cuerpo es del todo desgarrado y cubierto de llagas y de sangre.
Oh, divino Redentor, haced que yo ame la mortificación, que necesito para borrar mis pecados.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA QUINTO:
Como Jesús habla afirmando que era Rey, los soldados de Pilatos quisieron burlarse de su realeza. Para eso mandan sentar a Jesús; echan sobre sus desnudas espaldas un manto viejo de púrpura, clavan en su cabeza un corona de punzantes espinas, y en sus manos ponen una caña a modo de cetro. Unos de rodillas le encarnecen vilmente, otros le llenan de saliva, y, cogiéndole la caña, le golpean con ella la cabeza, hincándole más y más la espinas.
Y yo, ante esta escena tristísima, ¿no aprenderé a tener paciencia, sufriendo por quien tanto sufrió por mi?.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres  Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA SEXTO:
Pilatos, al ver la figura lastimosa que presentaba Jesús después de la cornación de espinas, creyó que los judíos se conmoverían con sólo verle. Lo sacó en público y dijo: Ecce Homo: Ved aquí al hombre; yo no encuentro en ÉL causa de muerte. Pero los judíos, al ver a Jesús y oír las palabras del Presidente, contestaron a gritos: “Crucifícale, crucifícale”.
Oh, Jesús mío, al oír los desprecios de los judíos y las blasfemias de muchos cristianos, protestaré en mi corazón diciendo: “¡Viva Jesús!”, “¡Bendido sea su Santo Nombre!”.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA SÉPTIMO:
Dada por Pilatos sentencia de muerte contra Jesús, los judíos se apresuraron a  ponerla en ejecución. Visten de nuevo  a Jesús con su túnica, cargan sobre sus hombros una pesada cruz, y le obligan a caminar así por las calles de Jerusalén. La turba corre tras de Jesús, ansiosa de llenarle de insultos. Iba el Salvador tan fatigado, que varias veces cayó en tierra, y temiendo los soldados que desfalleciese en el camino, obligaron al Cirineo a que le ayudara hasta el Calvario.
Hacer, Jesús mío, que Yo sea vuestro cirineo, llevando gustoso la cruz que me queráis enviar.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA OCTAVO:
Casi sin vida llegó Jesús al Calvario, y los crueles sayones al punto lo clavaron en la cruz con grueseo clavos. Entre gritos e insultos, lo levantaron después en alto, quedando Jesús en el más horrible suplicio. Al oír las injurias de sus enemigos, levantó el Salvador la voz y pidió para ellos el perdón y para nosotros la salvación.
No fueron los judíos, oh paciente Jesús mío, los que os crucificaron, sino mis pecados. Por eso diré de continuo: Jesús mío, misericordia.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

DÍA NOVENO:
¡Oh, mi amado Jesús!. ¡Qué bien representa esa vuestra Imagen de Nazareno lo mucho que hicisteis y sufristeis por nosotros!. Cautivo de los moros que tanto os injuriaron y maltrataron, nos disteis ejemplo de paciencia invencible. Con los cristianos, que os recataron fuiesteis el Dios de los consuelos; y aquí en Madrir, donde entrateis como Rey de amor, regís y gobernáis desde ese trono los corazones de vuestros esclavos y devotos.
¡Oh, buen Jesús!. Regid y gobernad los afectos de mi corazón, para que os sirva como a mi Dios y Señor. Amén.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.

LECTURAS DEL DIA




Lunes de la octava semana del tiempo ordinario

Libro de Eclesiástico 17,24-26.29.
A los que se arrepienten les concede que vuelvan, anima a los que se descorazonaron.
Conviértete al Señor y renuncia al pecado, rézale y disminuye tus ofensas.
Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, ten horror de lo que es abominable.
¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que se convierten a él!



Salmo 32(31),1-2.5.6.7.
Dichoso el que es absuelto de pecado
y cuya culpa le ha sido borrada.
Dichoso el hombre aquel
a quien Dios no le nota culpa alguna
y en cuyo espíritu no se halla engaño.

Te confesé mi pecado,
no te escondí mi culpa.
Yo dije:» Ante el Señor confesaré mi falta».
Y tú, tu perdonaste mi pecado,
condonaste mi deuda.

Por eso el varón santo te suplica
en la hora de la angustia.
Aunque las grandes aguas se desbordasen,
no lo podrán alcanzar.

Tú eres un refugio para mí,
me guardas en la prueba,
y me envuelves con tu salvación.


Evangelio según San Marcos 10,17-27.
Jesús estaba a punto de partir, cuando un hombre corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios.
Ya conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas cosas falsas de tu hermano, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.»
El hombre le contestó: «Maestro, todo eso lo he practicado desde muy joven.»

Jesús fijó su mirada en él, le tomó cariño y le dijo: «Sólo te falta una cosa: vete, vende todo lo que tienes y reparte el dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo. Después, ven y sígueme.»
Al oír esto se desanimó totalmente, pues era un hombre muy rico, y se fue triste.
Entonces Jesús paseó su mirada sobre sus discípulos y les dijo: «¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!»
Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!

Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.»
Ellos se asombraron todavía más y comentaban: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús los miró fijamente y les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible.»

domingo, 26 de mayo de 2013

DOMINGO 26 DE MAYO DE 2.013



  • Primera Lectura: Proverbios 8, 22-31
    "Antes de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada" Así dice la sabiduría de Dios: "El Señor me estableció al principio de sus tareas, "al comienzo de sus obras antiquísimas.
    En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
    Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
    Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
    No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
    Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
    Cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz,
    yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
    jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres."

  • Salmo Responsorial: 8
    "Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!" Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.
    Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
    Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar. R.

  • Segunda Lectura: Romanos 5, 1-5
    "A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu" A Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu
    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-5
    Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
    Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
    Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

  • Evangelio: Juan 16, 12-15
    "Todo lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os lo anunciará" En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
    Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
    Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará."