NOVENA A JESÚS NAZARENO
Por la señal… Señor mío Jesucristo…
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, Señor y Dios mío!. Animado por
vuestra infinita bondad y por los continuos favores que otorgáis a los
que imploran delante de vuestra Imagen, misericordia y perdón, a Vos
acudo, ¡oh, Padre mío!, Jesús Nazareno, para ofreceros mis humildes
obsequios y presentaros las necesidades de mi pobre alma. Confieso que
os he ofendido con grandes faltas, que he repetido sin desar; pero ya
arrepentido, las detesto de veras y propongo ayudado de nuestra gracia
enmendarme en lo venidero. Movido, pues, de estos sentimientos, os
ruego, ¡oh mi buen Jesús!, que, por los dolores de vuestra Pasión,
atendáis las súplicas que os dirijo en esta novena, si son de vuestro
agrado y de provecho para mi alma. Amén.
Rezar a continuación la oración del día que corresponda.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, dulce y amado Padre mío, Jesús
Nazareno!. Al considerar vuestro amor y la bondad con que me habéis
acogido en este día, un grito de gratitud se escapa de mis labios y el
recuerdo de vuestgras misericordias embarga mi alma. Por ganar mi amor
bajasteis a la tierra y sufristeis toda clase de penas y trabajos y
muerte en la cruz. Por mí, también, llegando al colmo de todas las
bondades, os quedásteis en el Sacramento del altar, queriendo ser
nuestro manjar, consuelo y perpetuo compañero. ¿Qué más?. Por nuestro
amor os presentáis en esa Imagen coronada de espinas, atado con duros
cordeles y vestido con hábito de humildad y de paciencia. ¡Gracias,
Señor, por todo!, y a fín de corresponder a vuestros favores, os pido la
gracia de cumplir siempre vuestra ley, imitar vuestras virtudes y vivir
y morir en vuestro amor. Amén.
DÍA PRIMERO:
La hora de la Pasión ha llegado. Jesús se dirige con sus discípulos al Huerto de los Olivos, y allí, de rodillas, ora y ofrece a su eterno Padre sus dolores. La vista de las afrentas y muerte próxima es tan horrible, que le hace desfallecer hasta sudar sangre. Sólo le anima el pensamiento de que cumple la voluntad de su Padre y que de su muerte en la cruz dependía nuestra salvación.
Haced, Jesús mío, que enjugue vuestro sudor, detestando mis pecados, causa de vuestra pasión y muerte.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA SEGUNDO:
Judas llega con sus soldados a prender a
Jesús. Este sale a su encuentro, y al recibir el beso del traidor
discípulo, los judíos caen sobre Jesús, como lobos sobre un manso
cordero. Preso, pues, con gruesos cordeles, Jesús es llevado, entre
insultos y golpes, como un facineroso, a presencia del Sumo Sacerdote.
Concédeme, Jesús mío, que yo sea manso y humilde como Vos, sufriendo los desprecios de mis prójimos.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA TERCERO:
¿Quién podraá declarar lo que Jesús
padeció de parte de los judíos?. Un vil criado del Pontífice le
abofetea, y Caifás y los príncipes del pueblo le declaran reo de muerte.
Los ministros del Sanedrín pasan la noche injuriándole y maltratándole
ignominiosamente, algunos le escupen en el rostro y Herodes le desprecia
por loco. Hasta Pedro, su fiel discípulo, se avergonzó de conocerle.
Y ¿me quejaré yo de las penas que he merecido por mis pecados?. Señor, quiero sufrir algo por vuestro amor.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días
DÍA CUARTO:
Los judíos piden a gritos la muerte en la
cruz para el Salvador. Pilatos, temiendo las amenazas del pueblo, cree
que podrá aplacarle si mandan castigar a Jesús. Atado, pues, a uan
columna el divino Maestro es azotado tan bárbaramene por los sayones que
su cuerpo es del todo desgarrado y cubierto de llagas y de sangre.
Oh, divino Redentor, haced que yo ame la mortificación, que necesito para borrar mis pecados.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA QUINTO:
Como Jesús habla afirmando que era Rey,
los soldados de Pilatos quisieron burlarse de su realeza. Para eso
mandan sentar a Jesús; echan sobre sus desnudas espaldas un manto viejo
de púrpura, clavan en su cabeza un corona de punzantes espinas, y en sus
manos ponen una caña a modo de cetro. Unos de rodillas le encarnecen
vilmente, otros le llenan de saliva, y, cogiéndole la caña, le golpean
con ella la cabeza, hincándole más y más la espinas.
Y yo, ante esta escena tristísima, ¿no aprenderé a tener paciencia, sufriendo por quien tanto sufrió por mi?.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA SEXTO:
Pilatos, al ver la figura lastimosa que
presentaba Jesús después de la cornación de espinas, creyó que los
judíos se conmoverían con sólo verle. Lo sacó en público y dijo: Ecce
Homo: Ved aquí al hombre; yo no encuentro en ÉL causa de muerte. Pero
los judíos, al ver a Jesús y oír las palabras del Presidente,
contestaron a gritos: “Crucifícale, crucifícale”.
Oh, Jesús mío, al oír los desprecios de
los judíos y las blasfemias de muchos cristianos, protestaré en mi
corazón diciendo: “¡Viva Jesús!”, “¡Bendido sea su Santo Nombre!”.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA SÉPTIMO:
Dada por Pilatos sentencia de muerte
contra Jesús, los judíos se apresuraron a ponerla en ejecución. Visten
de nuevo a Jesús con su túnica, cargan sobre sus hombros una pesada
cruz, y le obligan a caminar así por las calles de Jerusalén. La turba
corre tras de Jesús, ansiosa de llenarle de insultos. Iba el Salvador
tan fatigado, que varias veces cayó en tierra, y temiendo los soldados
que desfalleciese en el camino, obligaron al Cirineo a que le ayudara
hasta el Calvario.
Hacer, Jesús mío, que Yo sea vuestro cirineo, llevando gustoso la cruz que me queráis enviar.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA OCTAVO:
Casi sin vida llegó Jesús al Calvario, y
los crueles sayones al punto lo clavaron en la cruz con grueseo clavos.
Entre gritos e insultos, lo levantaron después en alto, quedando Jesús
en el más horrible suplicio. Al oír las injurias de sus enemigos,
levantó el Salvador la voz y pidió para ellos el perdón y para nosotros
la salvación.
No fueron los judíos, oh paciente Jesús
mío, los que os crucificaron, sino mis pecados. Por eso diré de
continuo: Jesús mío, misericordia.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
DÍA NOVENO:
¡Oh, mi amado Jesús!. ¡Qué bien
representa esa vuestra Imagen de Nazareno lo mucho que hicisteis y
sufristeis por nosotros!. Cautivo de los moros que tanto os injuriaron y
maltrataron, nos disteis ejemplo de paciencia invencible. Con los
cristianos, que os recataron fuiesteis el Dios de los consuelos; y aquí
en Madrir, donde entrateis como Rey de amor, regís y gobernáis desde ese
trono los corazones de vuestros esclavos y devotos.
¡Oh, buen Jesús!. Regid y gobernad los afectos de mi corazón, para que os sirva como a mi Dios y Señor. Amén.
Medítese, pídase la gracia que se desea conseguir y récense tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final de todos los días.
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