Domingo 02 de Junio de 2013
EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
Melquisedec presentó pan y vino.
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem,
presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo, y bendijo a
Abram, diciendo: "Bendito sea Abram de parte del Dios altísimo, creador
de cielos y tierra; y bendito sea el Dios altísimo, que entregó a tus
enemigos en tus manos".
Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había rescatado.
Tú eres sacerdote para siempre.
Esto ha dicho el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha; yo haré de tus contrarios el estrado donde pongas los pies". R/.
Extenderá el Señor desde Sión tu cetro poderoso y tú dominarás al enemigo. R/.
Es tuyo el señorío; el día en que naciste en los montes sagrados, te consagró el Señor antes del alba. R/.
Juró el Señor y no ha de retractarse: "Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec". R/.
Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor.
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he
transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado,
tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y
dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía".
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar,
diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre.
Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él".
Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Comieron todos y se saciaron.
En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se
acercaron a decirle: "Despide a la gente para que vayan a los pueblos y
caseríos a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en un
lugar solitario". Él les contestó: "Denles ustedes de comer". Pero
ellos le replicaron: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a
no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para toda esta
gente". Eran como cinco mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Hagan que se
sienten en grupos como de cincuenta". Así lo hicieron, y todos se
sentaron. Después Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos
pescados, y levantando su mirada al cielo, pronunció sobre ellos una
oración de acción de gracias, los partió y los fue dando a los
discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos.
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